Música

domingo, 3 de marzo de 2013

El Renacimiento II

<<Cuando conseguí relajarme, mis padres aún estaban inconscientes en brazos de aquellos hombres, que, al cabo de un rato, los tumbaron en la cama de matrimonio. La persona que se había acercado a mi primero, me dijo que mis padres al despertar no recordarían nada de su visita, y que por un tiempo, tendría que sustituirme una persona idéntica a mí, hasta que tuviera suficientes conocimientos y pudiera ejercer mi labor.>>


<<Después de explicarme esto, me puso sus dedos en mi frente y sentí un cosquilleo extraño de arriba a abajo. Al terminar esa extraña acción, se alejó y empezó a hacer unos calculados movimientos de brazos, que tuvo como consecuencia que se iluminara el suelo con un enorme símbolo con forma circular, que se situaba debajo de esta persona. Mientras sucedía esto, los dos acompañantes se pusieron uno a cada lado suyo fuera del círculo, y uno de ellos lanzó lo que parecía ser una pequeña piedra brillante dentro de él. Este objeto empezó a crecer y a tomar forma, hasta que llegó un momento que había una persona flotando delante de la conjuradora. Esa persona se posó suavemente en el suelo, y abrió sus ojos. Cuando se giró, era como verse en un espejo, ¡era exactamente idéntica a mí!

La que la había conjurado dijo que era un ente que poseía todas mis características y que sería idéntica a mi, salvo que no tendría la suficiente consciencia sobre si mismo como para revelarse contra para lo que había sido creado.>>


<<Luego, la mujer me dio la mano con la intención de llevarme a mi destino, pero yo aún estaba reticente por todo lo que estaba sucediendo a mi alrededor, ya que estaba muy confusa. Entonces, mi reflejo recién creado, me cogió la mano y me la apretó con cariño, como diciendo que no me preocupara, ya que ella estaría por allí para cuidar de que no sucediera nada malo. Yo la miré y entendí que tendría que confiar en aquel reflejo tan perfecto y en los visitantes, ya que de todas formas, y aunque no lo dijeron, no tenía elección. Me acerqué a la mujer y me puse a su lado, aunque no acepté la mano que me ofreció porque no lo necesitaba. Fuimos ambas por delante hacia la puerta, seguido de los dos acompañantes, y donde vi por última vez como mi reflejo se dirigía hacia mis padres.>>



<<Ya fuera, en la calle no se veía a nadie a pesar de ser de día. Nos dirigimos hacia una plaza cercana, dónde en su centro había una especie de puerta de luz ovalada, que emitía un zumbido casi imperceptible. Los dos acompañantes fueron los primeros en cruzar el umbral al mismo tiempo que se oía que ese zumbido aumentaba momentáneamente en el momento de traspasarlo. Yo me detuve sorprendida de ver algo tan inusual, y en aquellos momentos por mi mente pasaron las peores cosas, o al menos las peores cosas que se le pueden pasar por la cabeza a una cría de seis años. Intenté retirarme, pero la conjuradora me cogió del brazo para evitar que huyera, y me mostró mi primera lección: "que debía dejar atrás la duda y el miedo, para que nuevas experiencias pudieran mostrarse ante mí". Estas palabras, aún grabadas en mi mente de una forma casi sagrada, me sirvieron para cruzar el umbral.>>